miércoles, 21 de diciembre de 2016

En Cúcuta 'siembran' memoria en honor a las víctimas de la violencia:

En Cúcuta 'siembran' memoria en honor a las víctimas de la violencia:

Un grupo de jóvenes promovió la siembra de 3.000 árboles en el primer Memorial Verde de la ciudad.



“A veces las víctimas nos convertimos en una estadística más para el Estado. Eso ocurrió conmigo (…) Esta fundación busca abordar esos temas que olvidamos como sociedad y que, en este caso, representamos un gran apoyo”, relata José María Ayala, un cucuteño que sufrió los embates de la violencia, cuando su padre, el exalcalde del municipio de Salazar de las Palmas (Norte de Santander), Jesús Emilio Ayala, fue secuestrado y asesinado.
Esa cruda experiencia, ocurrida en 2015, marcó la vida de este abogado, de 27 años, quien se unió junto con otros 14 jóvenes de Cúcuta para fundar Innovación Social, una iniciativa que tiene como propósito incentivar proyectos de alto impacto, para estimular la cultura ciudadana y erradicar la indiferencia en la sociedad.

La idea de crear la fundación emergió en las largas tertulias que este grupo de amigos acostumbraban a organizar, mientras adelantaban sus estudios universitarios en Bogotá. Ya radicados nuevamente en su tierra natal, decidieron reflejar ese impulso filantrópico en una organización “que se convirtiera en una fábrica de oportunidades para construir la Cúcuta que todos soñamos”, asegura Freddy Alejandro Carrascal, otro de sus fundadores.Una de las acciones liderada por este colectivo social fue rendir homenaje a las 240.000 víctimas de Norte de Santander con la entrega de un monumento de 15 pilares en mármol y la siembra de 3.000 especies nativas, que concibió el primer Memorial Verde en la ciudad.
El espacio, que “pretende ser un lugar dedicado para la vida de quienes sufrieron la guerra”, según este integrante de la fundación, ocupa más de cinco hectáreas del Parque Playa, ubicado en el barrio Niza, de la capital nortesantandereana.
La estructura denominada “La memoria del ausente” se erigió en un área de 160 metros cuadrados de este lugar de esparcimiento. Su columna más alta mide cerca de cuatro metros y en cada división de la estructura, que fue esculpida por el cucuteño Daniel Figueroa Áviles, posee una inscripción con mensajes que inmortalizan el testimonio y las visiones de los sobrevivientes del conflicto armado de Norte de Santander.
De acuerdo con el defensor del Pueblo de Norte de Santander, Jorge Villamizar, “el impacto de esta iniciativa para las víctimas es bastante interesante, porque son una población que necesitan un acompañamiento especial. Este es un grupo necesario para esta ciudad, porque promueve actividades que guían y respaldas comunidades vulnerables que se encuentran olvidadas”.

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